Abuelita querida, flor de mi jardín,
tus manos dan calma, tu voz es jazmín.
Tu risa es refugio, tu abrazo es hogar,
y todo tu amor me sabe cuidar.
Gracias por cuentos, por tardes de té,
por sabios consejos que siempre escuché.
Eres raíz firme, ternura sin fin,
mi ángel de siempre... ¡mi dulce jardín! 🌷